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out of niagara

Robando ilusiones

Hace pocas horas ha saltado a la palestra un desagradable asunto que salpica a toda la estructura del mundillo de la fantasía de este país. Parece que hay pruebas de que una cierta editorial de reciente cuño está editando sus libros basándose en prácticas fraudulentas y giros empresariales poco limpios. Añadamos, además, a este feo asunto, el hecho de que no ha pagado a los autores patrios que les confiaron sus obras. El asunto traerá cola, y supongo que todos saldremos perjudicados: autores, traductores, editores, y lectores. Es un duro golpe para un colectivo que veía que, poco a poco, la seriedad del género se iba imponiendo al igual que en otros países.

No pretendo decir que el mundillo del fantástico español no sea un asunto serio, nada más lejos de mis pensamientos. Para mí y para un grandísimo colectivo de personas y entidades lo es, y mucho, y teníamos puestas muchas esperanzas en estos vientos de cambio que soplaban a nuestro alrededor.

Publicar fantasía, terror, o ciencia ficción en español es algo muy difícil. Hay que luchar contra la presión del mundo anlgosajón en todos los frentes, queramos o no. Los lectores se muestran desconfiados ante un apellido que pueden pronunciar sin dificultad; los editores nos exigen (a los autores) niveles de calidad por los que no pasarían muchas de las obras que ellos mismos publican, firmadas por nombres que suenan exóticos y poderosos a fuerza de la costumbre. Vender libros es un negocio, no nos engañemos, la bondad de un producto depende de las gráficas de productividad y beneficios, y, hoy por hoy, las nuestras no pueden competir con las del (en el buen sentido de la palabra) enemigo.

Pero esa tendencia está empezando a cambiar. Por primera vez, las casas editoriales especializadas en nuestro género comienzan a volver los ojos hacia productos nacionales. Con un público que va en aumento (sírvase el incrédulo visitar cualquier foro en Cyberdark), este era el paso lógico a seguir. Los editores demandan novelas, en detrimento de la extensa producción de cuentos y relatos con la que contábamos hasta la actualidad, y. a fe mía, que sus exigencias se van cumpliendo. Yo mismo he redactado mi primera obra de más de doscientas páginas, algo que, hace cinco o seis años, no me habría creído capaz de hacer. Entre todos lo vamos consiguiendo, o, al menos, intentándolo. Para exigir seriedad hay que corresponder en los mismos términos. Mucho se ha discutido ya el tema en multitud de foros: no tendremos profesionalidad hasta que todos demostremos profesionalidad.

Y ahora esto.

Utilizar traducciones antiguas de obras clásicas, sujetas a los derechos pertinentes, sin abonarlos a sus legítimos dueños, es (al menos a mis ojos) un robo en toda regla, comparable al del sinvergüenza que roba los ahorros de las ancianas contando con que éstas nunca se percatarán del hurto. Yo, que siempre he soñado con traducir una novela o un relato de ciencia ficción (a pesar de ser del gremio, todavía no he tenido esa oportunidad), no puedo menos que horrorizarme de este hecho. Creía que nuestra legislación no permitía este tipo de desmanes, tenía una confianza casi ciega en ello. Me pongo en el pellejo del responsable de las traducciones escamoteadas. Pienso en que algún día me podría pasar a mí, si alguna vez consigo mi sueño. Como autor en ciernes, miedo me da pensar en el futuro, sabiendo que íntimos amigos míos, pilares del fantástico en lengua castellana, no ven que su trabajo (a menudo el que en otros países realizan cuatro o cinco personas a la vez) produzca beneficios.

¿Y los lectores, aquellos que han gastado su dinero de buena fe (en muchos casos adolescentes o jóvenes de escasos recursos y mucho ansía de lectura) en obras que son producto del delito? ¿No generará otra oleada de desconfianza hacia el resto de las editoriales que están apoyando al género desde la total profesionalidad y legalidad? Minotauro, Nova, Bibliópolis, La Factoría de Ideas, Robel, Gigamesh, Silente, Espiral… y tantas otras que seguramente me dejaré en el tintero…

Supongo que muchas otras personas se sentirán igual que yo, algunas incluso más indignadas. No es para menos. A cada uno le duele lo suyo, y no todos tienen una bitácora en la que patalear.

10 comentarios

Juaki -

Atakami: Hablamos de Pulp Ediciones

Un saludo

RM -

Ya sé que es tu hermano del alma, hombre. Mejón: ya tenemos abogao pal caso pulpero.

Atakami -

Por curiosidad, ¿de que editorial habláis?

Juaki -

No te preocupes, Rafa, que el Van Doren is my brother and attorney at law (free counselling on these topics, a brother is a brother :) )

Saludos

RM -

Jo, no nos pongamos purista shakespearianos, plis. Ya puestos, sería "When in doubt".
Y, sí, es el recurso que nos queda. Vender el coche pa comprar gasofa. Pero se van a enterar.

Van Doren -

I mean in doubt´s case (sorry)

Van Doren -

Why always I´m tired to telling the same things?
In case of dude, go to your lawyer. At the end it will be cheaper!!!
o tempora, o mores

Juaki -

Por supuesto que sí, Rafa.

Un saludo

RM -

Pues sí. Eso se llama robar, y es triste que en los foros de la cosa haya quien dice eso de "yo no opino", confundiendo los términos.

Nos han robado. A unos más y a otros mucho. Con una caradura de escándalo.

Y seguirán robando mientras haya gente que no opine y que le dé igual comprar un libro pirata o no.

¿Nos vemos el lunes, Juaki?

ALFONSO -

No me extraña que te cabrees, auqnue a tí no te toque directamente. Pero sabes que dos amigos comunes les ha tocado, mas otros que no salen, pero están. Yo pienso que ya está bien de aguantar carros y carretas por publicar. Que le autor, en todas sus modadalides, merece un respeto. Y que deberíamos exigir nuestros derechos. No pagas, pues no publicas lo mío. Eso ni mas ni menos.
Paro, que me entra la neura
Un abrazo.